Seminario
Continental
Interculturalidad,
sociedad y educación
Bogotá,
7 de octubre de 2013
I.
El buen vivir,
la plenitud de la vida, cosmovisión maya
“Estas
voces que vienen de los primeros tiempos, hablan a los tiempos que vienen”.
“(Eduardo Galeano).
“La vida y la humanidad se nutren de la
riqueza de las diversas culturas”. Partiendo de esta convicción, voy a
compartir lo que la cosmovisión maya aporta a la vida en constante interrelación
y convivencia: una visión integral e integradora de la existencia, uniendo su
aporte a la construcción de una nueva
oportunidad de vida para la humanidad.
Escuchar y acoger hoy, los aportes de la
cosmovisión maya -Raxalaj Mayab´-, llevan a cuestionar un mundo y una
realidad global y local que se hace inviable, de continuar con los desequilibrios,
desigualdades y exclusiones económicas,
sociales, culturales, ambientales, tecnológicas. Las políticas económicas excluyentes – las globales y las asumidas por
los Estados - demuestran el fracaso de
la sostenibilidad de la vida humana, al profundizar
la injusticia, la desigualdad, generando
mayor pobreza, mayor concentración del capital y del poder. En este momento las comunidades indígenas se ven amenazadas en su derecho a la tierra y
a la vida por la voracidad de las
empresas nacionales y transnacionales en contubernio con los gobiernos
que otorgan licencias para la explotación de minas a cielo abierto y la
construcción de hidroeléctricas, sin el consentimiento y consulta de las
poblaciones y en muchos casos sin tomar en consideración las opiniones y
manifestaciones de rechazo de las mismas comunidades, a pesar de que éstas se
unen, se organizan, luchan, resisten e
intentan llegar a acuerdos razonables
para el buen vivir de la población. La violación de los derechos humanos individuales de la
población en general, especialmente
los derechos colectivos de los pueblos indígenas, se ven
postergados. Esta situación nos plantea
el reto de promover la vida, defender la
vida, comprometernos con la vida en
todas sus dimensiones Por todo ello se
hace imperativo enfocar la visión y la acciones a favor de la plenitud de la vida- K´aslemalil.
La cosmovisión maya es una fuente
inagotable del espíritu de la
interculturalidad porque nadie es excluido, todo queda vinculado. La relación
se da con el universo, la tierra, la
naturaleza, las personas, los animales, las plantas y todas las cosas que existen. Para favorecer
un buen vivir, la plenitud de la vida, una convivencia armónica, se hace indispensable el respeto a la madre naturaleza, a las
personas y a todo lo que existe. Así como la relación de complementariedad,
entre hombres y mujeres, la responsabilidad y la solidaridad.
Cosmogonía maya
La cosmovisión maya plantea que cada una
de las etapas de la formación del universo
es sustento para la existencia de
los otros seres. Cada parte desde lo micro hasta lo macro, contiene la totalidad. Por eso se
reconoce la misma dignidad a todo lo que
existe y, por lo tanto, se respeta el mismo derecho a existir.
Si cada parte es la totalidad
originaria, pero diversa es su forma de expresión, es decir, de realización,
entonces todas las expresiones de vida son complementarias entre sí.
La complementariedad es el resultado de
la comunicación y entendimiento mutuo, es la forma de compartir el origen de la
vida, y de volver a él permanentemente para continuar su evolución. Este es el sentido de la co-creación.
La formación, es decir la materialización,
tiene su sustento en la creación, en la energía. Sin energía vibracional no
existe materia, pues la formación es expresión de la energía. El universo
creado, con sus distintas manifestaciones,
llega a la madurez para dar
apertura a la existencia de la persona. Sólo después del paciente camino
transitado para formarse, la Madre Tierra, expresión particular del Universo,
inicia su recorrido para alumbrar uno de sus frutos más completos, “El
averiguador, el buscador de la existencia”.
Creación de los animales, creación y
formación de las personas, gente de tierra, de madera, gente de maíz. “De Paxil, de Cayalá,…vinieron las mazorcas
amarillas, y las mazorcas blancas… Y así
encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado,
del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del
hombre. Así entró el maíz por obra de
los Progenitores…”Luego dieron las gracias al creador y al formador: ¡En verdad
os damos gracias dos y tres veces!. …” (Popol Vuh).
En la creación y formación de la persona
“esclarecida”, la sabiduría de la Madre
Naturaleza le ha dotado de un organismo
complejo que le posibilita percibir el universo, reconocer la fuente de vida, y
relacionarse ampliamente mediante su conciencia. Varios ensayos se dieron para
que esta perfección llegara a ser.
La sobrevivencia de la persona y de la
continuidad de la humanidad depende de su conciencia, la cual, en su capacidad
auto-reflexiva, se reconoce como fruto de la Madre Naturaleza y del Cosmos.
Este ser creado se sabe continuamente
guiado y protegido por el Universo, la Madre naturaleza y los ancestros y
agradece continuamente por su vida y su existencia, la existencia de todo lo
creado y la vida de la comunidad y de los pueblos. La persona es el ser esclarecido
que respeta, invoca, agradece, y alimenta las fuerzas formadoras y creadoras de
la vida. Quien está llamada a la realización equilibrada y
armoniosa de la vida. Equilibrio que se
dará si recobramos nuestra interconexión
con la Madre Tierra, el Padre Sol y la Abuela Luna, si recobramos nuestra convivencia e interrelación fraternal
con las plantas, los animales y la diversidad de la humanidad, para sentirnos y
hacernos uno junto con el universo. La
reconexión con los orígenes es reencontrarse consigo mismo, como persona, como
familia, como grupo, como pueblo, como humanidad.
La misión en la vida
Todas las personas fuimos concebidas y
nacimos en un tiempo-espacio-movimiento del universo, el cual nos ha legado
ciertas cualidades y facultades. Por eso
es necesario descubrir nuestras facultades y cualidades para cultivarlas,
hacerlas florecer y ponerlas al servicio de los otros seres. En la medida que
aportemos desde nuestras cualidades y facultades, estaremos realizando nuestras
vidas y nuestra misión como seres cósmicos.
La destrucción de la sagrada naturaleza
es una evidencia catastrófica de nuestra
desconexión con la vida. De la misma
manera las imposiciones, las invasiones, las represiones y las exclusiones,
están llevando hoy al peligro de la destrucción de la vida.
Pero el universo nos enseña también un
camino de serenidad, reflexión, recapacitación y restitución. Porque las equivocaciones son
parte del camino que nos permite
recobrar la ética de la responsabilidad, la libertad y la justicia.
Para continuar con la multiplicación de
la vida, es imprescindible restablecer las estructuras y relaciones familiares,
colectivas y sociales de inclusión, de complementariedad y de participación
plena, para volver a ser como humanidad, posibilitadores de vida en su más
extensa diversidad.
Convivencia armónica con el micro y
macro cosmos
La Madre Tierra es un ser vivo que
engendra, da a luz, alimenta, purifica y protege a sus descendientes. Ella es
receptiva y se sintoniza con las energías del cosmos. En la relación con la
Madre naturaleza, descubrimos que somos un microcosmos, y, entonces,
desarrollamos el respeto por todo lo que existe, como principio primordial de
relación. No podemos sostener nuestra
vida humana sin respetar el
auto-sostenimiento de la Madre Tierra.
Solo si todos los seres de la naturaleza pueden ser, solo entonces, la
persona humana puede ser. El grito de la vida nos pide solidaridad entre
humanidad y naturaleza. Solidaridad entre pueblos, entre comunidades, entre
familias, entre personas. Solidaridad es reconocer que somos parte de un todo,
que sin el todo no podemos ser, y que el todo necesita de nosotros. Convivencia
y solidaridad son compartir las
esencias de vida con los animales, las plantas,
los minerales, el viento, el agua
con las personas.
Pero la humanidad actual se ha olvidado
de la esencia de la vida, y se ha dejado
vislumbrar por la acumulación, por el dinero. Las expresiones de la vida dejan
de tener su razón de ser y son
convertidas en objetos de utilidad económica: la tierra, los minerales, las
plantas, los animales, el viento, el
agua, las personas.
Reparemos las heridas del pasado, y las
agresiones del presente contra la Madre Tierra y contra la humanidad, para que
surja la paz y la plenitud de la vida.
La desconexión con la conciencia y su
sabiduría, ha traído consigo el
irrespeto, la autosuficiencia y la prepotencia. Desde la más íntima de las
enfermedades, hasta la más colectiva de las violencias, son expresión de desconexión y aislamiento de
la vida cósmica y la naturaleza.
Todos los seres tienen derecho a vivir
su vida plenamente, nadie tiene el derecho a amenazarla, cohibirla o cortarla.
Porque cada engendramiento, cada nacimiento, cada crecimiento, y cada madurez son un milagro de vida; son expresión sagrada de co-creación.
Dualidad y complementariedad
El universo es movimiento de
reciprocidad. Sus estados y
manifestaciones son siempre duales y de complementariedad. Oscuridad-luz;
formación-desintegración; frío-calor; nacimiento-muerte; humedad-sequedad;
día-noche; origen-madurez. Es la constante sintonía del universo entre sus
particulares manifestaciones. La Madre Tierra se sintoniza permanentemente con
el Padre sol y la Abuela luna. La dualidad es expresión de pares con cualidades
diferentes pero complementarias. El día y la noche son una expresión hermosa de
esa complementariedad. Es la convivencia
armónica entre distintos. La claridad es el movimiento, la acción, el trabajo,
la producción, cultivo de vitalidad. La oscuridad es el reposo, el descanso, el
reencuentro, la recuperación. Ambos estados se ceden el paso el uno al otro, se
esperan, se unifican para la realización de la vida. Espiritual y
energéticamente somos una dualidad entre realización y limitación, primavera y
otoño, felicidad y tristeza. El punto de encuentro está en el aprendizaje
personal y colectivo. El aprendizaje es
encuentro consigo mismo, para encontrarse en los otros. Recíprocamente, cuando encontremos el ser de
los otros, nos encontraremos a nosotros mismos.
Ha llegado el preámbulo del tiempo de la luz, tiempo de aprendizaje para
volver a florecer y dejar florecer, recíprocamente. Es necesario emprender ese camino, creando y potenciando espacios de encuentro,
de solidaridad, de reciprocidad fraternal.
Reciprocidad entre humanidad, entre humanidad-Madre Tierra y Cosmos.
Celebrar la vida
La celebración de la vida, es la
celebración del equilibrio y de la armonía.
Celebrar es entender la razón de ser, el sentido de existir. Porque todo en la existencia tiene su razón de ser, tiene su misión.
Ser estrella, ser galaxia, ser piedra,
ser planta, ser persona tiene su razón de ser. Ser mujer, ser hombre; ser niño,
ser joven, ser anciano, ser madre, ser padre tiene su razón de ser. Encontrar y cultivar nuestra razón de ser,
sólo se puede si establecemos comunicación
y relación con todos los seres que existen en el cosmos. El tejido de la
comunicación y de la relación es presencia.
Presencia con nuestro respeto, nuestra voz, nuestra energía, nuestro
trabajo. Cultivar nuestra presencia es tener conciencia de que no estamos
solos. Con nuestra comunicación,
relacionamiento y presencia descubrimos la razón de ser de todos los seres de
la Madre Tierra y del universo y entonces, el reencuentro con este tejido
explica nuestra existencia personal.
El cultivo de la razón de ser y la
presencia florece en la autoridad. El Padre Sol, la Madre Luna; la montaña, la
laguna, la cueva; la sagrada naturaleza tienen autoridad. La autoridad viene de
la realización de su ser y del ejercicio de su ser. El ejercicio de su ser sólo se da mediante su
entrega, su servicio, su respeto a la colectividad, a la
Sagrada Naturaleza, a la humanidad y al cosmos. Sin su
realización y sin su servicio no tendrían autoridad. Autoridad como respeto a
la colectividad, como servicio a la colectividad, desde la razón de ser, desde
la misión existencial que cada uno tiene.
La complementariedad de misiones y la
interrelación de misiones existenciales hacen que la humanidad sea sociedad,
sociedad en equilibrio y en armonía.
Porque vivir es compartir las responsabilidades, los sueños, la
esperanza, la alegría, las limitaciones; vivir es compartir la existencia. La
realización de la vida humana está en respetar, en vivir con armonía con la
Sagrada Naturaleza, la cual nos da lo necesario para vivir dignamente. Y la dignidad no está en la acumulación, en
el acaparamiento, en la exclusión. La dignidad, está en el compartir, en la
protección, en la reciprocidad.
Todo habla. La vida es comunicación, su
palabra siempre es aliento de vida, es sustento de vida. La palabra como medio
de comunicación, es tejido de colectividad; crea colectividad. Por eso la palabra es consejo, en el sentido
de expresión de solidaridad para la realización de la vida de los otros seres. La palabra
respeta la libertad y la realización particular. Mediante la palabra comulgamos
nuestro espíritu, para construir nuestro
ser cósmico, para realizar la plenitud de nuestra vida. Consejo en la
familia, Consejo en la Comunidad, Consejo en la sociedad.
La cosmovisión del pueblo maya
sigue alimentando un proceso que propone vida, equilibrio y armonía para
todas y todos los seres humanos. Construir
y cosechar vida con justicia y armonía requiere superar aquellas relaciones,
estructuras y condiciones que generan
muerte e injusticia. (Raxalaj Mayab´
K´aslemalil)
La relación y convivencia armónicas y
equilibradas que se propone desde la cosmovisión maya, contrasta con las relaciones interétnicas conflictivas
que se han construido a lo largo de la historia, desde la etapa pre-colonial,
la colonia y el surgimiento del Estado hasta el día de hoy, construyéndose
relaciones interétnicas basadas en la opresión, la explotación y el racismo,
dándose relaciones desiguales de poder, y de negación de lo diferente, siendo
esta diferencia motivo de desigualdades, con la pretensión de una igualdad
homogenizadora. Las diferencias
culturales han sido en provecho de un
grupo en detrimento del otro, en el caso de Guatemala, en detrimento de la
población indígena-maya, y de la población ladina empobrecida, para justificar un sistema de dominación y
exclusión. Lo que ha generado actitudes y procesos discriminatorios,
dándose un trato desigual en la
sociedad, que excluye de los derechos
individuales y colectivos, de la participación real y la construcción de un
Estado incluyente.
Guatemala, es un país pluricultural (por
la diversidad de culturas que lo habitan); multilingüe (por los 25 idiomas que
se hablan); y multiétnico ( por sus 25 etnias).
En los Acuerdos de Paz firmados en 1996 se reconoce que en el país
cohabitan 4 culturas: Maya, Xinca, Garífuna y Ladina o Mestiza).
Ante esta realidad, el reto es construir entre todos y todas una compartida
nación interétnica, justa y democrática.
Por lo que se hace necesario garantizar el ejercicio igualitario de las
prácticas culturales diversas que
conforman el ensamble cultural que es Guatemala. Esto implica no solo un
respeto a las diferencias culturales, sino, al mismo tiempo, la previa
condición de la institucionalidad democrática mínima que garantice todo esto
desde el poder, que pasa por la crítica del poder ladino y criollo, para que
en la guatemalidad política y económica
estén colocados de manera plena los
indígenas, y las etnias minoritarias,
respetando sus especificidades culturales. Hay que admitir que la ladinidad es hegemónica y dominante; y que este hecho debe corregirse mediante una negociación interétnica que busca
compartir y descentralizar el poder, así como democratizar las prácticas culturales.
Otro de los aspectos a resolver es el mestizaje conflictivo que se ha
vivido en Guatemala: la negación del “otro” como mecanismo de autoafirmación;
la negación del indio que todo ladino lleva dentro (por razones originarias,
coloniales, de mestizaje), y la negación del ladino que todo indio aborrece
pero que tiene de modelo impuesto por la colonización y la opresión. Reconocer
que la cultura y la identidad ladinas participan de la cultura occidental y de
la indígena, sabiendo que se tiene ancestros africano, asiático, europeo.
Las crisis de identidad que se vive requiere que asumamos que el “otro” habita en
nosotros y que es parte constitutiva nuestra.
A partir de allí podemos establecer diferencias y crear una normativa para que sean
respetadas por unos y por otros.
Existen huellas de otros significados e
identidades culturales en los significados e identidades propias. La identidad maya o indígena y la identidad
ladina no pueden definirse ni asumirse sin referencia al otro y a los otros.
Para construir esa nación interétnica,
justa y democrática, hace falta un sujeto de conciencia, que ejerza la interculturalidad desde su
diferencia. Es un sujeto de conciencia,
no importa si es maya, si es indígena, si es ladino de oriente, si es ladino
del altiplano, si es ladino pardo de jalapa, no importa. Sujeto que es consciente y crítico de los estereotipos inferiorizantes que maneja, y se
niega a considerarse superior o inferior en relación a los otros diferentes.
El dar
pasos decididos hacia una nación radicalmente democrática nos plantea el desafío
ABRIR CAMINOS A LA INTERCULTURALIDAD, y entre otras múltiples propuestas
están las siguientes:
*Si la
interculturalidad se caracteriza por el esfuerzo de comunicarse e
interrelacionarse entre individuos y grupos,
y saberes culturalmente diferentes y de cooperar en forma solidaria, se
plantea el desafío de desarrollar una
mayor comunicación e interrelación entre distintos sistemas de conocimiento,
saberes y prácticas locales; y entre personas y grupos que se identifican de
manera diferente, buscando niveles de
complementariedad sin deslegitimar ni lo
propio ni lo ajeno. Se hace
imprescindible intentar, incentivar y
potenciar acciones de cooperación que
permitan aprender, trabajar, y actuar de manera colaborativa, identificar
asuntos comunes que nos afectan, analizar y resolver conflictos y problemas
reales y actuales, y desarrollar actitudes de respeto, responsabilidad y
solidaridad.
*Se requiere de Políticas
interculturales que lleven a la comprensión del valor cultural de la
contraparte, el “otro”, para lograr una comunicación intercultural fluida y no
una diferenciación separadora, para hacer de las diferencias un ejercicio cotidiano digno y orgulloso,
como parte de un concierto más amplio de diferencias que reclaman su
especificidad, asumiendo que cada mestizaje diferenciado y específico forma parte de un todo
multicultural, que requiere de su democratización en igualdad de condiciones,
para realizar acciones sociales y
políticas plurales conjuntas (Morales).
*Para diseñar y poner en práctica
políticas interculturales contra la discriminación y el racismo, es
indispensable hacer participar a toda la ciudadanía multicultural en un
proyecto económico incluyente, donde el desarrollo pleno y por tanto el
ejercicio de los derechos humanos individuales y colectivos sean condición para
la igualdad y la equidad (Morales).
*La
interculturalidad requiere un giro en cuanto a las formas tradicionales de
relación entre las diferentes expresiones culturales, pasar de la negación al
reconocimiento de las distintas identidades culturales que existen en el país,
de la discriminación a la estima y autoestima étnica, y de las políticas
genocidas por motivos ideológicos,
políticos y étnicos, al “nunca más”.
*Construir relaciones interétnicas que
tengan de base el conocimiento y reconocimiento del otro y de la otra, que
lleven a relaciones de confianza, comunicación efectiva, diálogo y debate,
aprendizaje e intercambio, hará posible
la construcción de consensos y propuestas diversas a favor de todos y todas.
*El buen vivir, la plenitud de la vida,
requiere de “ciudadanos interculturales
en un país multicultural”.
Dejarnos afectar por el espíritu de la
interculturalidad que nos aporta la Cosmovisión
Maya, abre posibilidades
de transformación y humanización
de nuestras relaciones e interacciones y hará posible que éstas sean
armónicas, para la construcción de un Estado Incluyente.
Y
para finalizar :
“¡Oh
tú, Tzacol, Bitol! ¡Míranos, escúchanos! ¡No nos dejes, no nos desampares, oh
Dios que estás en el cielo y en la tierra, Corazón del Cielo, Corazón de la
tierra! ¡Danos nuestra descendencia, nuestra sucesión, mientras camine el sol y
haya claridad! ¡Que amanezca, que llegue la aurora! ¡Danos muchos buenos
caminos, caminos planos! ¡Que los pueblos tengan paz, mucha paz, y sean
felices; y danos buena y útil existencia!... Que amanezca y que llegue la
aurora”… (popol vuh)
BIBLIOGRAFÍA:
-Raxalaj Mayab´ K´aslemalil. Cosmovisión
maya, plenitud de la vida. PNUD. Primera Edición. Guatemala 2006.
-Morales Mario Roberto. La articulación
de las diferencias o el síndrome de Maximón. Edit. Consucultura. Tercera edición aumentada. Guatemala 2008.
-Informe Nacional de Desarrollo humano
2005. Diversidad Ëtnico-cultural: la ciudadanía en un Estado plural. Guatemala
2005.
-Voces interculturales. Cátedra Unesco.
Guatemala, 2010.
-Cultura maya e interculturalidad.
PRODESSA. Guatemala 2010.
-Tejiendo Palabras que Liberan.
Intered-Fundación Pedro Poveda. Guatemala, 2011.
-Popol Vuh. Adrián Recinos. Editorial
Piedra Santa. Quinta Edición. Guatemala 1998.
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